sábado, 17 de mayo de 2008

La casa del Tío Carmelo


Traca, aplausos y voces alegres. Mi madre iba a visitar a mi tía Rosa, y aunque era mayo y las fallas quedaban lejos, el estruendo y el aroma de la pólvora no le resultaron extraños. “Alguna novia”, pensó. Enseguida se dio cuenta de que realmente era un novio. Iba de beige, “guapísimo”. Y aplaudiéndole, estaban los asistentes de la boda: los niños, los abuelos, la madrina… la mayoría convenientemente disfrazados, enfundados en unos trajes imposibles y atusados con peinados repeinados. Algunos se salvaban. Pero en general, mucha pompa: formaban la estampa habitual de un bodorrio que se precie. Sin embargo, había algo que se salía de lo normal esa mañana. La comitiva se dirigía hacia las afueras del pueblo. “¿Dónde van?”, se preguntó mi madre. En esa dirección no se encuentran ninguna de las iglesias de Aldaia. Tampoco el Ayuntamiento, ni el Juzgado de Paz. Desconcertada por el rumbo que tomaba la boda, lo único que se le ocurrió pensar es que, aunque no se suela hacer, irían a recoger a la novia. “Todo puede ser”

Sobre la misma hora, mi padre, como de costumbre, salió a andar. Tiene que hacerlo todos los días. Y por el barrio de su hermana, se cruzó también con el séquito de una boda. Era un grupo de celebrantes muy numeroso. Le pareció extraño que fueran tantos. “¿No esperan casi todos en la iglesia, o donde sea? Bueno, todo puede ser.”

Al llegar a casa, mi madre comentó lo que había visto. Mi padre le dijo que se había encontrado con el mismo cortejo. No obstante, cada uno había visto la marcha nupcial salir de casas diferentes. Y empezó la discusión. “Paco, tú tienes que haber visto a la novia. Te habrás confundido”. Mi madre quería saber algo acerca del traje de la chica, sobre su familia. Pero mi padre, además de no tener ningún interés por esos detalles, ponía la mano en el fuego asegurando haber visto al novio y además, ¡con traje negro! Ahora todo no podía ser. O uno de los dos se equivocaba o se celebraban dos bodas distintas en el mismo barrio.

Aún seguían hablando del tema cuando mi hermano entró en casa y oyó el final de la conversación. “¡Ah! Esa es la boda de mi amigo Javi. Se casaba con su novio de toda la vida, en la Casa del Tio Carmelo”. Claro. Todo puede ser, y además de verdad. Mis padres, se percataron de lo cortos de miras que habían sido y se echaron a reír. ¿Cómo no lo habían pensado antes? Su hijo es gay y el mundo LGTB (lésbico-gay-transexual y bisexual) es un tema como cualquier otro en nuestras sobremesas. La realidad de las parejas homosexuales y la de las familias que forman es una realidad creciente. Hace poco, en España hemos tenido la suerte de que una ley las reconozca y ampare. Ahora es el tiempo de la visibilidad y de la habituación. Aunque a algunos les pese. Y aunque a otros, por muy asumida que tengamos esa realidad, a veces se nos olvide.

Ejercitaremos la memoria recordando que la Casa del Tío Carmelo, además del mini-botánico del pueblo, es ahora también un marco incomparable para celebrar uniones matrimoniales de la identidad que sea. Que vivan los novios. Y las novias.

LAURA RIBES LEAL

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, ¿qué tal?

Una amiga mía me dijo que alguna vez podría escribir un comentario en este blog, y es por eso que me dispongo a ello.

Este comentario no tiene nada que ver con esta entrevista, pero no sé, me apetecía escribir alguna cosa, denominémosla "filoso-biográfica".

Disculpad la posible carencia de calidad literaria, jeje.

En fin, vamos allá:

8 de enero

Así es, 8 de enero. Es lo primero que me vino a la cabeza a la hora de escibir este..., no sé, quizás sencillamente éste.

Miro por la ventana: nubes agonizantes a costa de un sol que insiste en esconderse... no es el único que lo hace en esta vida. Pero es curioso como esta sencillez hace que me encuentre en un perfecto estado de pseudo-armonía...

Sí, debo reconocerlo, me quedé ensimismado con ello. Sólo las punzantes notas del sitar de George Harrison me sacaron de ese sueño en vida, me arrancaron de él como si reclamaran atención o protagonismo, y recuerdo que estaba escribiendo algo.

Y es que, así de efímera es la existencia, cual recuerdo que se desvanece por su propio peso, consumido por el tiempo...

Quizás esto sólo sea un momento de inspiración de no sé qué tipo, o quizás no. Quizás esto cale en alguien o en algún lugar, o quizás no.

Y es que, ya lo dijo del tiempo Einstein. Que era relativo. Pues bien, así es, todo es relativo. Lo que a veces es una contradicción, deviene en "dicción", como por arte de magia.

Yo estudio ingeniería electrónica, pero quizás tenga alma de letras, o quizás no, quizás sea una especie de ingeniero en letras, o quizás no, ¿quién sabe?.

Sencillamente, nací el 8 de enero.

Anónimo dijo...

ya hay fecha! el 28 de junio es la mani del orgullo LGTB en la city!
http://www.myspace.com/orgullvalencia