jueves, 8 de mayo de 2008

Del filón al esperpento

No soy el director de ninguna televisión, ni el productor de ningún programa -ni quiero serlo, o bueno sí, todo depende de lo que vaya a ganar. Pero aunque no tenga ninguna experiencia en esos fregaos, a veces tengo la sensación de que yo –o en su defecto cualquier crío de guardería- sería mucho mejor director de cadena de lo que lo son muchos.

Me estoy refiriendo a la oportunidad única que Cuatro tenía de afianzarse en la franja horaria de la sobremesa. Sólo tenía que saber sacar partido del filón que ha tenido Fama, ¡a bailar! En principio la idea era interesante: reconvertir el ya conocido Supermodelo al formato de sobremesa del reality de baile. Por tanto, la tercera edición del programa, Supermodelo 2008, se presentaba en la parrilla con un aspecto totalmente renovado: horario nuevo, profesores nuevos, aspirantes nuevos…

El problema es que los cambios están bien siempre y cuando sirvan para mejorar. Pero después de ver el resultado de éstos, no encuentro palabra alguna que pueda definir a la cabecilla pensante de susodichas invenciones. Los concursantes seleccionados –aunque aún no lo hayan sacado en televisión, tengo la firme convicción de que el director de cásting ha sido Serafín Zubiri- son un grupo hiperhormonado de jóvenes, que más que dedicarse a trabajar se dedican a ponerse verdes los unos a los otros y sobarse a partes iguales.

Además, tratándose de un reality de Cuatro no podía faltar el friki o patito feo de turno. Pero es que en esta ocasión han ido demasiado lejos; y es que a falta de uno, tenemos dos especimenes totalmente indefinibles. Un tal Roberto –que no se sabe muy bien si en el barco ocupa plaza de concursante o de concursanta- , y Maria Amparo, la versión 2.0 de la Raquel de la pasada edición.


Otro de los cambios destacados en el programa ha sido la renovación del profesorado –excepto del profe de fotografía Rouzik. Si hay concursantes a cada cual más lamentable, los profesores son directamente para echar a correr. Hago desde aquí un llamamiento a la RAE para que inventen un término que los pueda definir ya que los vocablos frikis, horteras y demás derivados se quedan a años luz de los calificativos que merecen.

Todo esto ha provocado que la audiencia media de las dos semanas que lleva emitiéndose semejante esperpento sea del 7’5% -empezó cercana al 9’5% y ahora está cada vez más próxima al 6%. Cabe decir, que el share medio que conquistó Fama en sus cuatro meses de vida fue de un 12’5%. La audiencia no es tonta, y mucho menos si a la hora de la comida -o de la digestión- la saturas con tal dosis de elementos vomitivos juntos. Y es que, aunque sean sordos y semana tras semana se empeñen en salvar a Esther –cuyas actuaciones en OT pasaran a los anales de la historia-, no significa que también sean ciegos.


Andreu Moreno

1 comentario:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo. Nunca me ha "entusiasmado" Supermodelo, pero a veces lo he visto (puro aburrimiento). Sin embargo, ahora no he podido ver ni los castings "supuestamente graciosos" que aparecian en youtube. Y ahora a la sobremesa vuelve Friends... asi que no se realmente en que están pensando. Para mi hace tiempo que la siesta la hago junto a La Sexta...