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domingo, 1 de junio de 2008

El secreto de Indiana Jones

Los fans de Indiana Jones llevaban mucho tiempo esperando su regreso. Para la industria cinematográfica era demasiado difícil resistirse a los beneficios que reportaría ofrecer una nueva entrega de la famosa saga que arrasó en taquilla, una vez hubiera reposado el tiempo necesario. Ahora, casi 20 años más tarde, el atípico y aventurero arqueólogo creado por Steven Spielberg y George Lucas ha vuelto con más de lo mismo: látigo y sombrero, enigmas, acrobacias, huidas imposibles y comentarios ingeniosos de un seductor Harrison Ford, aun con 65 años. Desde luego, son los mismos ingredientes que ya cocinaron sus éxitos en las versiones anteriores. Sin embargo, a pesar de la expectación que levantó el filme desde el mismo momento en que empezó a rodarse, la recaudación, aunque boyante, no ha podido superar a películas como Spiderman 3 o la última de Piratas el Caribe. De hecho, Sexo en Nueva York ha sido vista por más espectadores esta semana en Estados Unidos que El reino de la calavera de cristal.

El reencuentro de estos tres veteranos de las pantallas no ha decepcionado. Ha dado al público precisamente lo que esperaba. Y lo que el público esperaba era una historia entretenida y emocionante, con algo de intriga, salpicada con ingeniosos toques de humor, persecuciones temerarias, peleas y otros embrollos de los que el héroe se salvara por los pelos. Eso, aderezado con unos magníficos planos de los sobrecogedores paisajes del Amazonas y la grandeza de las pirámides mayas junto con una dosis de buenos efectos especiales convierten esta aventura de Indy, una vez más, en el paradigma de éxito en el género de aventuras. Es, simplemente, una nueva formulación de los elementos esenciales que siempre han triunfado, poco importan las incongruencias y los errores históricos y geográficos para que el filme surta efecto.

Esta vez, el espacio y el contexto histórico han cambiado, los enemigos ya no son los nazis, sino los soviéticos, y para el mítico arqueólogo también han pasado los años. Incluso hay algunas pequeñas sorpresas más a lo largo de la acción, que aunque tiene un argumento predecible consigue a la perfección alcanzar su objetivo; que no es nada más ni nada menos hacer que el espectador, sea quien sea, pase un buen rato en el cine.

En toda esta maraña de tesoros arqueológicos, de rusos, de acertijos y de puñetazos aun queda hueco para una de esas pequeñas fijaciones de los directores: la vida extraterrestre. Hay más. A veces, hay historias como estas que parecen inocentes y sencillas, pero esconden una fuerte impronta de sus creadores. Unos personajes aparentemente distanciados de la realidad proyectan el pensamiento y la visión de quienes les han dado forma. The Guardian publicó el 27 de mayo un artículo muy curioso, Deciphering the Indiana Jones conspiracy, de Steve Rose que intentaba descifrar las claves de Indiana Jones, qué es lo que dice entrelineas esta película sobre Spielberg, Lucas y su concepción del cine. Me sorprendió. Tenéis la versión traducida en Rebelión.

domingo, 18 de mayo de 2008

Elegy, el toquede de Coixet

Género: Drama

Directora: ISABEL COIXET

Guionista: NICHOLAS MEYER

Intérpretes: PENÉLOPE CRUZ , DENNIS HOPPER , BEN KINGSLEY , DEBORAH HARRY , PATRICIA CLARKSON , PETER SARSGAARD

Duración: 108 minutos

Compañía: ON PICTURES

Nacionalidad: Estados Unidos

Año de estreno: 2008


Elegy es una de esas películas que al principio parecen un caso más de guión prototípico, el trillado affaire entre una joven estudiante y su intelectual profesor de universidad que le saca treinta años de edad. Pero luego, según van discurriendo los minutos, los diálogos intensos e íntimos, parece reconvertirse, reinventar el argumento y hacerlo nuevo. Elegy es más que una historia de amor desgastada, es un discurso sobre la belleza, la erótica y el dolor, entremezclado con la arrolladora fuerza de las emociones y agitado por la sombra oscura del paso del tiempo.
Quizás no es una gran historia, pero es una historia bien contada; o mejor, bien filmada.
Isabel Coixet parece haber dejado atrás el cine de cartón piedra, de perfección publicitaria de hace un tiempo y ha intentado brindarnos una narración tremendamente dramática al tiempo que creíble. Esta vez, que ha dejado el guión en manos de Nicholas Meyer, ha convencido más a la crítica. La directora se ha adueñado del autobiográfico cuento El animal moribundo, de Philip Roth, lo ha modelado, lo ha rehecho a su medida y nos lo ha devuelto oliendo a ella. La cinta lleva la firma de la catalana en su intimismo, en los planos elegantes y en el cuidado por esos detalles sutiles que matizan la escena. En el fondo son esas las características que definen su cine, sólo que ahora ha sabido proyectarlas mejor.
Es posible que la adaptación de la novela para la gran pantalla haya matado la identidad de El animal moribundo, que se haya convertido en otra cosa, pero, desde luego, eso nos ha librado de escenas soeces de sexo explícito, palabras ordinarias y otras ramplonerías.
Sin embargo, lo mismo que hace grande el relato también es lo que lo estropea. Unas pocas veces el artificio se rompe consecuencia de de un exceso de romanticismo y algodones. O sea, de un exceso de Coixet. En ciertos momentos la sensibilidad degenera en sensiblería que acaba por hacer incongruente el debate interno del protagonista, que debe elegir entre el sexo y el amor, entre la responsabilidad o la inmadurez, entre aceptar la realidad o crearse una propia.
Ese toque ha hecho perder a los personajes profundidad, pasión, irracionalidad. Ha creado unos personajes de sentimientos difuminados y ablandados, que a veces no casan con la violencia de las emociones en que nos pretende involucrar el guión. Con todo, Ben Kingsley hace una interpretación deslumbrante, y lleva de la mano a una Penélope Cruz que va creciendo al ritmo de la intensidad de los hechos.


IRENE FRANCÉS RICO

domingo, 4 de mayo de 2008

Cobardes: el miedo a vivir


Cobardes: el miedo a vivir

Título: Cobardes
Género: Drama
Nacionalidad: España
Año: 2008
Directores: José Corbacho y Juan Cruz
Guionistas: José Corbacho y Juan Cruz
Reparto: Lluís Homar, Elvira Mínguez, Paz Padilla, Antonio De La Torre, Javier Bódalo, Eduardo Espinilla, Eduardo Garé, Ariadna Gaya
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"Contar pequeñas historias, con sus pequeños personajes, fruto de esta imperfecta sociedad en la que vivimos". Para Corbacho y Cruz, directores del exitoso largometraje Tapas, Cobardes es una nueva oportunidad para hablar de lo cotidiano, para sacar a relucir las miserias que se esconden tras la falsa apariencia de las “familias normales y felices”. Nada es lo que parece, tras la puerta de cada casa se esconde un drama. El “bullying” o acoso escolar es el tema central de Cobardes. Pero este acoso no solo ocurre en la etapa escolar, si no que también está presente en la etapa adulta: en el trabajo, en la familia o en el círculo social.

En Cobardes, Gaby es un chaval de 14 años que tiene miedo a ir al colegio. Tal vez su miedo sea a causa de Guille, un compañero de clase que le acosa y este, a su vez, tiene miedo a defraudar a su padre. Pero los padres de Gaby y Guille también tienen miedo. Joaquín, el padre de Gaby tiene miedo a perder su trabajo, y Merche, su madre, miedo a que su familia se desmorone. Guillermo, padre de Guille, tiene miedo del poder que le envuelve, y Magda, su madre, miedo de no conocer a su propio hijo.

En esta película, cargada de emotividad, Corbacho y Cruz abandonan su vena cómica para sorprendernos presentándonos un producto sencillo, con tintes de denuncia y crítica social. En su trasfondo, y dejando a un lado el tema del acoso escolar, la película intenta reflejar el miedo. Ese miedo que compartimos todos, tanto adultos como pequeños, al dolor, a la incertidumbre y a la mentira. Ese miedo que no nos deja desarrollar nuestra existencia con la libertad necesaria. Como afirman los directores, la película habla de “esos miedos grandes, pequeños, reales y artificiales.” Corbacho y Cruz desarrollan estas situaciones con planteamientos sencillos, e incluso, en ocasiones simplones, pero muy humanos, cercanos a los espectadores. Cobardes plantea varios de los problemas de nuestra sociedad actual: la incomunicación conyugal, la violencia, el acoso, la conciliación laboral y familiar…pero todo ello sin grandes propagandas, sin panfletismo, evidenciando la cultura del miedo en la que estamos inmersos y en la que el acoso escolar es tan solo una parte mínima. A ello contribuyen, y mucho, el magnífico elenco de actores españoles, sobre todo los adultos, encabezados por Elvira Minguez.

Cobardes es una película simple, correcta y con buenas intenciones que consigue mantener el interés del espectador de principio a fin. Y eso no es moco de pavo.

RAQUEL DURÁ LAHOZ

viernes, 2 de mayo de 2008

JUNO: el simpático producto indie del año


JUNO: el simpático producto indie del año

Título Original:Juno
Año:2007
Dirigida por:Jason Reitman
Guión:Diablo Cody
Música:Matt Mesina
Intérpretes: Ellen Page, Jennifer Garner,Jason BatemanMichael Cera, Alison Janney, J.K. Simmons.


Sólo tres minutos de música folk de los Moldy Peaches y una presentación con estética naïf son suficientes para que venga al recuerdo del espectador la profecía de Sundance: Juno es el “producto”indie del año. Diablo Cody es la artífice de un guión que, plagado de diálogos ácidos e inteligentes, se convierte en el medio y objetivo de la película. Repite así Jason Reitman el esquema de su anterior película, Gracias por fumar, comedia con humor directo y cínico, incisivo con la sociedad estadounidense. Es un esquema que funciona, y no sólo en los festivales independientes como el mentado de Sundance, cada vez más abocado a entrar en la onda holliwoodyense del star system, sino también entre el espectador medio, o ciudadano de a pie, que va al cine en busca de historias y, de vez en cuando, se encuentra con simpáticas fábulas como Juno.

Juno (Ellen Page) es una peculiar adolescente de 16 años que se queda embarazada. Ante la incapacidad que siente de criar al bebé, y una vez descartado el aborto, decide darlo en adopción a una joven pareja (Jennifer Garner y Jason Bateman). El drama de una niña embarazada pasa casi desapercibido al espectador, capturado por un mundo que igual peca de excesivamente feliz, pero en el que este “accidente” no es catastrófico, sino un hecho tratado con acidez, comicidad y sobretodo, absoluta normalidad.

La interpretación de Page y los diálogos ingeniosos llevan el peso de una historia donde la naturalidad no equivale a frivolidad, y en la que los guiños cinéfilos y musicales son una constante en el guión que con cariño ha construido Cody para cada uno de los personajes. Todo esto genera situaciones cómicas, incluso desternillantes, sin abandonar los sentimientos y los dilemas vitales en ningún momento.

Puede que la vida poco prototípica de la guionista bloggera alternativa hayan impregnado en exceso la película de alusiones culturales pseudo-cools, recreándose en la transgresión de lo alternativo. Pero en cualquier caso, sea como autohomenaje a lo underground, sea por pretensión de explotación comercial de lo indie, o por simple inspiración, lo cierto es que esa niña preñada, cínica, irónica y con una concepción de la cultura, del amor y de la familia que no encajan en el modelo establecido, arrancan una sonrisa de oreja a oreja a espectador. Juno es un salmonete que nada a contracorriente y el observar los obstáculos con sus ojos nos deja la sensación de haber estado paseando por un parque un día de sol. Nada de moralismos y sí mucho vitalismo.


LUCÍA PINAR GARCÍA